I
El rostro de los niños
pierde la inocencia de su espíritu cuando se enfrentan a las condiciones
del dolor como son la guerra, el desamor y a la indiferencia, entre
otras. La ilusión natural de la infancia es uno de los mayores tesoros
de la humanidad, que en muchas veces es poco valorado, nos enseñan a ser
adultos para acabar añorando la alegría de los años infantiles.
¿Cuántos niños en el mundo están sufriendo por hambre y violencia? ¿Qué
grado de conciencia hemos desarrollado sobre las condiciones de vida de
la infancia a nivel mundial? ¿Acaso no podemos velar por el cumplimiento
de los derechos humanos elementales para cada niño en el planeta?
Mientras las políticas se encaminen a la confrontación y la expansión de
los intereses comerciales, la humanidad seguirá pendiendo de un hilo,
los padecimientos de la niños son los sufrimientos de toda la especie
humana, violencia, hambre, explotación, marginación, discriminación,
dolor e inseguridad, hoy la infancia necesita de la solidaridad mundial,
el futuro es presente y está en cada uno de los infantes del mundo.
¿Cuánta infancia debemos perder para comprender que todos somos seres
humanos?
II
“Y, sin embargo, esta
matanza es necesaria”, escribió en su diario Agnès Humbert “La
Resistencia”, al referirse a la presencia de aviones ingleses o
estadounidenses en el espacio aéreo alemán, particularmente sobre la
fábrica de algodón y textiles de Krenfeld en 1942, prisionera política
durante la Segunda Guerra Mundial, francesa de origen, se lamenta de la
proximidad de combates que constaría la vida a innumerables seres
humanos y que desde las condiciones infrahumanas que vivía al fin y al
cabo “esta matanza es necesaria”. ¿Puede existir contradicción más
profunda? La muerte como esperanza de vida, la sobrevivencia de unos por
encima de la muerte de otros, y aquí, no hay flagelo moral, es la
condición humana contra sí misma. ¿Cuántas más muerte necesitamos para
generar conciencia de que la humanidad está en nuestra manos? La guerra
sigue lacerando territorios del mundo, culturas y poblaciones
exterminadas, la soberbia como política, ¿Quién puede hablar de
superioridad si todos somos humanos?
III
El color de la piel
continúa siendo una excusa para que el racismo y la discriminación este
presente cotidianamente en nuestras vidas, se habla de igualdad y
equidad pero se continua negando el derecho a ser y pensar en la
diversidad, sexo, genero, etnia y clase social, estructuras mentales y
físicas que atentan contra la vida, condicionan y enjaulan lo que por
naturaleza es plural, se habla de inclusión mientras se pierda la
dignidad, aquel que levanta la voz para decir “aquí estoy y soy como
deseo”, es culpado de transgresor, se le juzga y condena, juicios
sumarios, condenas preestablecidas, la humanidad se hace y rehace todos
los días, por más leyes que se implementen nunca se podrá regular el
principio de libertad que cada ser humano tiene en lo profundo de su
ser, libres y dignos hacemos humanidad. ¿Cuánto más racismo y
discriminación debemos padecer para entender que todos somos humanos?
IV
Un manto de juicios y
prejuicios condicionan el acontecer social, a la mujer que ejerce su
libertad se le insulta y denigra, particularmente la libertad sexual, es
acosada por hombres hambrientos de hacerla su presa debido a que la
consideran fácil, sin importar que estos mismos hombres cuando tienen
enfrente a una mujer que pide libertad y ejerce su Ser sin pudores se
les acaban las erecciones y los pantalones de macho ensucian, les
resulta simple juzgar pero son incapaces de afrontar el reto de respetar
y valorar, propios del sistema que los instituye como los fuertes, en
manada son implacables, patriarcas con corona de doble moral, pero a la
hora de amar sin prejuicios, en libertad y sin pudor, corren asustados o
utilizan la violencia para ocultar sus incapacidades, bien ha dicho
Eduardo Galeano: “la violencia del hombre es el espejo del miedo del
hombre a la mujer sin miedo”. Violentos y miedosos se esconden tras la
máscara de un sistema hecho para deshumanizarnos, fragmentarnos y
controlarnos. ¿Cuántas más mujeres deben sufrir violencia y
discriminación para que al fin reconozcamos que todos somos humanos y
debemos vivir en igualdad y libertad?
V
La condiciones de vida
cada vez son más extremas, la explotación y pobreza se extienden, se
disfrazan y se justifican por discursos ajenos a la humanidad, a diario
es posible ver ejércitos de niños y ancianos recorrer largas distancias
para trabajar, ya sea en los súper mercados o en las calles, los
ancianos extienden el cansancio de sus vidas y la fuerza entregan por
migajas, los niños pierden su infancia por tener que ganar algo para
comer, ajenos a sus derechos sobreviven como pueden, al mismo tiempo,
miles de jóvenes desempleados desperdician su fuerza e intelecto
refugiados en el ocio, realidades de un país que camina rumbo a la
barranca. Descarado cinismo, el monopolio de la violencia pertenece al
Estado, porque la violencia no es únicamente el uso de la fuerza, es
también la imposición de condiciones de vida a millones de personas, la
estructura política y el control sistémico se refugia con total
tranquilidad en un claro ambiente de impunidad. ¿Cuánta más explotación
para comprender que todos somos seres humanos?
VI
Hablar que la humanidad
enfrenta momentos cruciales no es algo nuevo, sin embrago, pareciera
que fuera un tema que poca consciencia ha generado, sigue siendo
necesario decirlo y en voz muy alta, los tiempos son como los anteriores
pero mucho más agudos, la humanidad se extermina a sí misma, no hay
bondad o maldad natural, hay una enorme falta de conciencia de hecho
simple y fundamental de que todos y cada uno de nosotros es un ser
humano con derecho a la dignidad.
VII
El dar y recibir es un
hecho humano, ofrendar desinteresadamente a quien se aprecia es un
reflejo del corazón, pero el dar y recibir es también un slogan del
consumo y la deshumanización, reducir el afecto a lo material convierte a
la bondad en una simple compra-venta, en estas fechas las vitrinas de
los comercios ofrecen regalos de todo tipo, se presumen los mejores
precios y los más bellos momentos garantizados al poseer alguno de esos
objetos que se anuncia, es verdad que a todos nos gusta un gesto,
hacerlo como recibirlo, pero ¿quién piensa en los trabajadores que
producen las mercancías que consumimos?, ¿en qué condiciones viven y
trabajan?, ¿acaso sabemos algo de aquellos que con su esfuerzo generan
sonrisas a quien damos una u otra mercancía? Se reparten bonos impunes y
además se presumen, pero si un trabajador pide el pago justo de su
sueldo y sus prestaciones sociales como el aguinaldo es señalado, es
juzgado, lo peor de todo, es que el primer juicio sobre él viene de sus
propios compañeros que sí reciben esas prestaciones, ¿por qué unos si y
otros no?, dejemos de mirarnos como competencia y miremos como humanos,
el dar y recibir es un ejercicio diario, en estas fechas y en todo el
año debemos practicar la conciencia para sembrar la esperanza del
renacimiento humano.
VIII
El hambre deambula por
el mundo, tiene rostro de niño como de adulto, vive entre quiénes
muestran mayor dignidad en su existencia, mientras que en los centros de
poder regalan bonos envueltos con cinismo. En México hay más de
cincuenta millones en pobreza extrema que pasarán estas fechas en la
calle con el frío y el hambre como vestimenta, pero arriba, donde
habitan los llamados servidores públicos, se estrenan ropajes finos que
no cubren su avaricia y deshumanidad, al tiempo en que se regalan
canastas llenas de comida, bebida e impunidad.
En navidad se cuentan
muchos cuentos, algunos hablan de fantasmas que visitan para despertar
el remordimiento y un cambio de actitud en quien actual mal sobre otros,
¿cuántos fantasmas necesitaríamos en México para cambiar a los
políticos?, nadie sabe nadie supo, el hecho es muy simple, mientras
sigamos esperando lo que jamás llegará por parte de aquellos que en
nombre del pueblo se enriquecen, seguiremos padeciendo la impunidad y la
injusticia, quizás quien necesite la visita de los fantasmas de la
navidad es el mismo pueblo, para desarrollar conciencia de que es él, el
mismo pueblo, quien se castiga a sí mismo eligiendo gobernantes
corruptos y por demás desvergonzados, mientras no se desarrolle la
conciencia de que somos nosotros los encargados de nuestro destino,
seguiremos rabiando por los bonos a la impunidad y comiendo en el
pesebre de la falsa democracia.
IX
El invierno trae frío y
recuerdos, encuentros y reencuentros, brindis y reuniones, entre
abrazos se refuerzan los afectos, su signo es para una importante parte
del mundo, el signo del amor y la esperanza, reflexión con perspectiva
de futuro, pero ahora, ahora mismo en que esto escribo y usted lee, las
bombas caen sobre los niños en gran parte del mundo, las banderas de la
“democracia” le dicen a países y culturas como ser y actuar, ¿acaso la
democracia dejó de ser la voluntad de los pueblos para convertirse en
los mandatos de los tiranos y sus imperios?, tristemente la respuesta
conocemos, hablan en nombre de la democracia pero destruyen formas
diversas del ser humano, culturas perdidas en nombre de la religión,
aquel nacimiento que en símbolo ejemplifica la esperanza, es usado para
sembrar el dolor y la muerte, y perdonen los puros que lo diga así, pero
basta asomarse a la ventana de la realidad y constatar el triste hecho
de falta mucho para hablar del renacimiento. Ahora mismo en este inverno
que vivimos ¿quién se acuerda de aquellos despojados de sus tierras y
exiliados al país de la desgracia?
La esperanza surge por
adentro de los seres humanos, es un sentimiento que calcina los deseos,
la conciencia se desarrolla del análisis de las circunstancias que los
rodea, la unión de la esperanza y la conciencia se manifiesta en los
actos diarios, el bien común no es eslogan de campaña, es reflejo de la
conciencia esperanzada por el quehacer de los humanos, transformar la
realidad amerita el conjunto de las voluntades puestas en acción, si
hablamos de esperanza tenemos que hablar de amor, amar a la humanidad es
la prueba mayor de nuestra conciencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario